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Leyes
de propiedad intelectual, un paso adelante
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Arnoldo
J. Martínez S. |

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Arnoldo
J.Martínez S. |
Estimo
que hay dos grandes genios que ejemplifican la capacidad
creadora de las personas: Leonardo Da Vinci y Thomas Alba
Edison. Da Vinci se destacó por su creatividad e
inventiva como pintor, dibujante, escultor, arquitecto,
ingeniero y científico. Da Vinci fue además
un modelo de hombre renacentista que dejó un sello
en casi todas las ramas del arte y la ciencia.
Edison
se destacó por haber contribuido más que ningún
otro inventor al desarrollo de la civilización con
sus prolíficos inventos. Los inventos originales
y las mejoras a otros inventos que patentó Edison
suman 1,093, entre los cuales se destacan: el fonógrafo,
la lámpara eléctrica incandescente, el micrófono,
el cinematógrafo, el cine sonoro, el mimeógrafo,
la maquina de escribir, la pluma eléctrica, un contador
de votos, el audífono, la batería alcalina,
el bulbo, el dictáfono y el fluoroscopio.
Sin
embargo, a pesar de la genialidad de ambos, Edison tuvo
un mayor impacto tangible en el desarrollo humano. Con excepción
de sus obras de arte y manuscritos, las creaciones e invenciones
de Da Vinci no se convirtieron en innovaciones en su momento,
quizás por su errática personalidad, porque
estaba más allá de su tiempo o por ambas razones.
Por
su lado, Edison mantuvo un mayor enfoque en su trabajo y,
además, estuvo en el tiempo correcto y el lugar correcto.
Edison contó con financiamiento, apoyo empresarial
y sobretodo un marco legal de propiedad intelectual que
le permitió desarrollar, proteger y difundir sus
invenciones.
En
Nicaragua, ideas para nuevos proyectos de inversión
y negocios abundan. Esto lo comprobé en una reciente
muestra empresarial de proyectos presentados por estudiantes
universitarios. En esta muestra vi la capacidad creadora
de nuestra juventud y me di cuenta que en realidad tenemos
una excelente capacidad emprendedora. Lo que no tenemos
son las condiciones y los estímulos con que contó
Edison para hacer estas ideas una realidad.
Considero
que necesitamos a más instituciones financieras que
apoyen nuevos proyectos de inversión y a empresarios
que estén dispuestos a arriesgar su capital por medio
de coinversiones en proyectos novedosos. También
necesitamos reglas claras y permanentes que normen las inversiones.
Pero
no hay que ser tan pesimistas. En términos de marcos
legales —una de las grandes debilidades de nuestro
país— contamos con leyes de propiedad intelectual
que por lo menos aseguran nuestra capacidad creativa. Como
bien sabrán, la propiedad intelectual protege y estimula
la actividad creativa de las personas por medio de la propiedad
industrial y los derechos de autor. Esta protección
y estímulo es fundamental ya que la creatividad,
la generación de conocimiento y la innovación
son los ejes de todo desarrollo tecnológico y cultural
y, consecuentemente, económico y social.
Pero
como bien dice Don Marco Antonio Palacios en la introducción
del libro Estudio de las nuevas leyes de propiedad industrial
escrito por el Doctor Guy Bendaña-Guerrero, la propiedad
intelectual “no es una herramienta que se active y
funcione automáticamente, requiere de un conocimiento
responsable que permita su aprovechamiento bajo una visión
integral dentro de la agenda de crecimiento y desarrollo
nacional”. Por eso, estimulo a los interesados a que
conozcan y aprovechen estas leyes que tienen una importancia
transversal en diversas disciplinas.

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